Jueves
7 De Enero Del 2016
Las
bolsas chinas vivieron hoy la jornada más breve de su historia, tras apenas 27
minutos de operación, de los que sólo 13 fueron de cotización real, debido a
otro fuerte desplome que forzó la suspensión hasta mañana.
Al
igual que ya había ocurrido también el pasado lunes por primera vez en la
historia, debido a unas nuevas normas estrenadas precisamente con el inicio del
año, las bolsas cerraron automáticamente al caer el selectivo de firmas de
ambos parqués CSI 300 más del límite diario que se le permite ahora: un 7 %.
En
ambas ocasiones, como establece esa normativa, primero se suspendió la
cotización durante 15 minutos, al traspasar el selectivo mixto la barrera del 5
% de pérdidas, pero cuando las operaciones se reanudaron apenas bastó hoy un
solo minuto de transacciones para caer hasta un 7 % y desencadenar el cierre
automático.
En
el momento del cierre, el índice general de Shanghái caía un 7,32 %,
mientras que el de Shenzhen se desplomaba otro 8,35 %.
Esta
situación, inédita hasta esta semana, se produce hoy por segunda vez en cuatro
días, desde que el lunes entró en funcionamiento este nuevo mecanismo
interruptor, pensado para que no se repitan los fuertes desplomes en cadena del
verano pasado, que llegaron a afectar a otros mercados mundiales.
Con
todo, en lugar de contribuir a estabilizar los parqués, el mecanismo está
"alterando las expectativas de los inversores" individuales (unos 90
millones de ahorradores chinos sin conocimientos financieros, que sustituyeron
los poco rentables depósitos bancarios por la renta variable) y provocándoles
"pánico".
Así
lo explicó a EFE hoy el experto en mercados financieros Rui Meng, profesor de
Finanzas y Contabilidad de la Escuela Internacional de Negocios China-Europa de
Shanghái (CEIBS), que alerta del efecto contraproducente de la medida en estos
inversores aficionados que suelen hacer tan volátil al mercado chino.
En
efecto, tres cuartas partes de la actividad de las bolsas chinas está en manos
de estos inversores, y el nuevo "interruptor" les está creando gran
"incertidumbre innecesaria", señala Rui: "todo el mundo quiere
vender en este momento, nadie quiere comprar, porque ahora ningún comprador
está seguro de poder vender luego en un futuro cercano".
La
clave de lo que está sucediendo se remonta a las semanas de fuertes desplomes
del verano pasado, que retumbaron en los demás parqués mundiales, y la reacción
que tuvo hoy el regulador bursátil chino, que anunció otra nueva medida
inesperada, parece reflejar cómo la situación está descarrilando de la ruta
planeada por Pekín.
La
explicación está en que el 8 de julio pasado, tras la primera semana de
desplomes, el regulador obligó a los grandes accionistas (detentores del 5 % o
más de las acciones de una compañía) a no vender ni una de sus papeletas en un
plazo de seis meses, plazo que se cumple mañana, así que el lunes 11 podrían
vender de nuevo.
Cerca
de un billón de títulos iban a quedar desbloqueados y, aunque el regulador no
esperaba que hubiera ventas masivas, los desplomes de hoy y del lunes obedecen
a la anticipación de los inversores, que quieren recoger beneficios antes de
que sus acciones puedan perder valor la próxima semana.
En
ese contexto, el regulador anunció hoy, al poco del cierre forzado de la
jornada relámpago de hoy, una nueva norma que limitará desde este sábado 9 (es
decir, desde el momento en que expire el plazo de las medidas del 8 de julio)
la capacidad de vender esas acciones ahora ya no tan desbloqueadas.
Además,
si lo hacen, deberán anunciar sus planes al mercado con al menos 15 días de
antelación.
"Creo
que, al igual que con el mecanismo interruptor, la intención es buena, pero a
la gente le va a inducir todavía más al pánico, así que mañana es posible que
se aplique el interruptor una vez más", opinó Rui, que describió la
situación actual como "un desastre artificial, porque se alteró la
expectativa de la gente".
"Los
inversores individuales están respondiendo a la propia novedad de las nuevas
normas, y eso está cambiando el efecto que producen", avisó, por lo que
los mercados se están moviendo por un "territorio inexplorado".
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