miércoles, 9 de diciembre de 2015

La UE se recupera con lentitud, y en alerta por riesgos geopolíticos y precios

Miércoles 9 de Diciembre del 2015
La economía europea no ha conseguido en 2015 acelerar su ritmo de crecimiento aún 8 años después de la crisis económica y financiera, y con una recuperación que se asienta con lentitud, lucha contra una inflación extremadamente baja, la ralentización de mercados emergentes y riesgos geopolíticos.

El PIB de la eurozona cerrará el año con un aumento del 1,6 % y en el conjunto de la UE con un incremento del 1,9 %, y en los próximos dos ejercicios el avance solo será de una décima en ambas áreas, según las previsiones macroeconómicas de la Comisión Europea.
Entre los países miembros destaca sobre todo Irlanda, con un crecimiento previsto del 6 % del PIB, y España, que avanza al 3,1 %, a la par que Luxemburgo, pero por debajo de Malta y la República Checa (4,3 % ambos), Polonia y Rumanía (3,5 %) y Eslovaquia (3,2 %).
Los optimistas afirman que ya es el tercer año de recuperación de la UE y que continúa creciendo, si bien a un ritmo modesto, pese a unas condiciones más difíciles en la economía global.
Los pesimistas ven que las grandes economías, con excepción de España y, en el conjunto de la UE, el Reino Unido -que cerrará el año con un 2,5 %-, crecen por debajo del 2 %: Alemania lo hace con un 1,7 %, Francia con un 1,1 % e Italia con un 0,9 %.
Grecia, aunque no pertenece a la liga de los grandes, ha hecho temblar la eurozona durante prácticamente todo el año y ha vuelto a despertar el temor a una ruptura del área de la moneda común.
Cerrará 2015 inmersa en la recesión. Por contra, Finlandia finalmente saldrá de ella (con un tímido 0,3 % de crecimiento).
El desempleo seguirá rondando este año el 11 % en la eurozona y el 9,5 % en los Veintiocho, y la deuda, aunque va bajando, sigue cerca del 90 % y del 86 % del PIB, respectivamente.
El déficit, eso sí, bajará al 2 % en los Diecinueve gracias a los esfuerzos de consolidación, el fortalecimiento cíclico de la actividad económica y, aunque con menor alcance, unos gastos menores derivados de unos intereses bajos.
Pasada la tormenta de la crisis económica y financiera, así como las tensiones con Grecia, al menos en la recta final del año, la eurozona no se olvida de otro problema, el de la bajísima inflación.
Mira de nuevo a Fráncfort para buscar soluciones, como ha ocurrido tantas veces durante la recesión.
La inflación anual cerrará el año con un 0,1 %, muy lejos del mantra de "por debajo pero cerca del 2 % a medio plazo", que establece el Banco Central Europeo (BCE) de Mario Draghi, que con sus estímulos monetarios intenta apuntalar la renqueante economía y provocar una estabilización de los precios.
Aunque decepcionó a los mercados en la recta final del año, el consejo de gobierno prolongará el programa de compra de deuda pública y privada seis meses hasta marzo de 2017, sin aumentar el volumen mensual de compra.
Europa es consciente de que los riesgos a las perspectivas económicas han aumentado, no solo por un crecimiento menor en los mercados emergentes y el ajuste en China, sino también por la diferencia entre la estrategia del BCE de unos tipos a la baja y la Reserva Federal de EEUU con unos al alza.
Los efectos de la anunciada normalización de la política monetaria y de estímulos por parte de la Reserva Federal en EEUU en los mercados emergentes, podrían tener un impacto más negativo de lo esperado en la inversión y la actividad económica de Europa.
Draghi sabe que no puede hacer solo frente a los problemas que aquejan la economía europea, y por eso ha pedido insistentemente que se sigan acometiendo reformas estructurales y se implementen políticas fiscales que apoyen la recuperación frente a la política fiscal neutral de Bruselas.

El debate que se ha abierto ya en el seno de la UE es cuánta flexibilidad puede permitir la CE en el marco del Pacto de Estabilidad y Crecimiento sobre las reglas fiscales para tener en cuenta riegos geopolíticos como los atentados terroristas del 13-N en París y el mayor gasto en seguridad que se deriva de ellos, la crisis de los refugiados.

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