Miércoles
25 de Noviembre del 2015
Los
funcionarios de la Reserva Federal de Estados Unidos, que tienen previsto subir
las tasas de interés el próximo mes, ya están tomando posiciones para un debate
que seguiría al "despegue" de las tasas.
Esa
discusión podría nublar las líneas que separan a los "halcones", con
una visión más ortodoxa de la política monetaria, de las "palomas",
tornando menos predecible la política de la Fed.
Con
el desempleo en franco descenso, los funcionarios de la Fed han estado
esperando el retorno de un movimiento saludable de alzas de precios y salarios.
Pero
ese panorama se ha mostrado esquivo, llevando a algunos dentro del banco
central a comenzar a dudar si sus modelos económicos todavía funcionan.
Los
comentarios de los responsables de la Fed en privado y en público muestran que
el debate ahora se centra en si la economía estadounidense está regresando a su
solidez normal, o si un crecimiento débil y la resultante inflación floja, con
lentos incrementos salariales, se han convertido en la nueva realidad después
de la profunda recesión de 2007-2009.
Los
17 funcionarios de la Fed también están divididos sobre el tema de cuánto
deberían subir las tasas y con qué velocidad.
La
discusión efectivamente determinará de cuánto será el diferencial de las tasas
estadounidenses respecto de las de otras economías avanzadas que siguen en
modalidad de alivio monetario, y cuánto podría subir el dólar, posiblemente
desatando una liquidación en los mercados emergentes y afectando a las
exportaciones de Estados Unidos.
La
incertidumbre sobre quién prevalecerá en el debate también podría sembrar
confusión entre los inversores, reforzando la volatilidad del mercado.
Ahora,
incluso algunos de los halcones, que normalmente se preocuparían más por los
riesgos inflacionarios que por la debilidad de la expansión, consideran la
posibilidad de que puedan enfrentar un período largo de crecimiento debajo del
potencial e inflación apagada.
Otros,
como la presidenta de la Fed Janet Yellen, se han aferrado al enfoque probado
de tratar de evitar cualquier repunte peligroso de precios, que anticipan para
el año próximo.
"Algunos
de nuestros supuestos fundamentales sobre cómo funciona la política monetaria
estadounidense podrían tener que ser alterados", dijo el presidente de la
Fed de St. Louis, James Bullard, un "halcón", en una conferencia este
mes.
Reflejando
esas dudas, las minutas del encuentro de la Fed del 27 y 28 de octubre mostraron
que incluso cuando se preparaban para una primera subida de tasas en una
década, varios funcionarios sintieron que sería prudente planear otras formas
de estimular la economía si se arraigan las tasas bajas.
Los
que están en el lado más ortodoxo, como el vicepresidente de la Fed Stanley
Fischer, dicen que un desempleo de 5 por ciento, cercano al promedio de largo
plazo, da suficiente confianza de que la inflación regresará a la meta de la
Fed, de 2 por ciento, especialmente si se estabilizan los precios del crudo.
Otros
están preocupados de que la economía estadounidense no se esté comportándose de
una manera familiar en un mundo cada vez más complejo, donde la debilidad en
otras naciones amenaza con derramarse rápidamente a Estados Unidos.
Este
grupo está a favor de mantener bajo el costo del crédito hasta que la Fed
entienda mejor cómo se forman las expectativas de precios después de la
profunda recesión, y ante cambios demográficos y avances tecnológicos.
Yellen,
Fischer y otros en la Fed insisten en que cualquier endurecimiento de la
política monetaria debería ser gradual. Los funcionarios reconocen, no
obstante, que aún deben ponerse de acuerdo sobre el significado de gradualidad
y esa incertidumbre se ha reflejado en un aumento de la volatilidad en el
mercado de bonos del Tesoro a corto plazo en los últimos meses.
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