Viernes
21 de agosto de 2015
La
desaceleración de la economía en China, la dimisión del primer ministro de
Grecia, Alexis Tsipras, y los titubeos de la Reserva Federal para descongelar
los tipos de interés han creado un cóctel demoledor para Wall Street, donde el Dow
Jones cayó 500 puntos en un día y 1.000 enteros en una semana.
Con
28 de sus 30 componentes con pérdidas superiores al punto porcentual
(encabezadas por Apple (NASDAQ:AAPL) cayendo un 6,12 % y Microsoft (NASDAQ:MSFT)
un 5,67 %), el Dow Jones cerró su cuarta sesión de descensos consecutiva en
16.459,75 enteros, después de que 530,94 unidades se fueran en una sola jornada
marcando un descenso del 3,12 %.
El
pasado viernes había concluido en 17.477,40 enteros (lo que supone un descenso
semanal del 5,82 %) y hace poco más de tres meses, el 19 de mayo, situaba su
último récord en 18.312,39 unidades.
Lo
mismo sucedió con el S&P 500, que cayó hoy un 3,19 % (-64,84 puntos)
hasta los 1.970,89, perdiendo así la barrera psicológica de los 2.000 enteros,
y el Nasdaq fue el más afectado, con un descenso del 3,52 % (-171,45
puntos hasta las 4.706,04 unidades).
No
hace tanto marcaban récords que ahora se pierden en el horizonte: el S&P
500 logró el 21 de mayo los 2.130,82 puntos y el otrora índice tecnológico
Nasdaq, que por fin recuperó en 2015 los niveles del "boom de las punto
com", conseguía el 20 de julio su última plusmarca con 5.218,85 unidades.
El
parqué neoyorquino, como casi todos los del mundo, era así arrasado por las
preocupaciones que genera que la economía de China, que comparte la hegemonía
mundial junto con la de Estados Unidos, lleve varios meses con claros signos de
desaceleración.
China
sorprendió la semana pasada con una devaluación de casi un 5 % de su moneda y
hoy anunció que el índice gerente de compras (PMI, en inglés) del sector
industrial mostró en agosto un descenso de la actividad manufacturera en el
gigante asiático que no se veía desde 2009.
Este
histórico batacazo de Wall Street fue superior al de otras plazas también muy
afectadas como Londres y Milán (-2,83 % cada una) o Madrid y Tokio (-2,98 %
cada una), aunque inferior al de París (-3,19 %) y, por supuesto, a las de
China: Shangai (-4,27 %) y Shenzhen (-5,42 %).
Sin
embargo, además de la problemática en el gigante asiático, el momento
comprometido de la economía mundial es unánimemente señalado por los analistas
como un fenómeno multicausal, algo que esta semana quedó especialmente patente.
La
zona euro se volvió a ver agitada por Grecia, después de que el primer ministro
del país, Alexis Tsipras, anunciara su dimisión con el consiguiente adelanto de
las elecciones.
Tras
haberse aprobado el tercer rescate que aseguraba, al menos a corto plazo,
cierta estabilidad en el Viejo Continente, volvió la sensación de
vulnerabilidad ante la incertidumbre política en el país heleno.
Y
en Estados Unidos, la Reserva Federal volvió esta semana a dar largas en la
cuestión de la subida de los tipos de interés. Los tipos están entre el 0 y el
0,25 % desde 2008, una política de estímulo empezada por el entonces presidente
el banco central estadounidense, Ben Bernanke, tras la crisis financiera.
Aunque
estaba prevista su eliminación para finales de este año, parece destinada a ser
el puente entre la crisis pasada y la inminente, si bien no han faltado
analistas que apuntan que estos descensos no son sino un reajuste necesario en
unas bolsas de valores que tienden de manera natural a la burbuja.
En
cualquier caso, completando el cuadro catastrófico, el petróleo de Texas bajó
hoy por primera vez en seis años y medio por debajo de los 40 dólares el
barril, lo que supone un descenso de más del 70 % en poco más de un año.
Al
cierre repuntó y consiguió marcar 40,45 dólares, cifra que sigue siendo
bajísima y muy preocupante, sobre todo teniendo en cuenta que el exceso de
oferta que lo causa no tiene visos de cambiar de tendencia.
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