Martes
28 de julio de 2015
Grecia
y sus acreedores internacionales iniciaron hoy las negociaciones para un tercer
rescate financiero, en una nueva carrera contrarreloj que el Gobierno de Alexis
Tsipras quisiera ver concluida en algo más de dos semanas, pese a estar marcada
por numerosos obstáculos.
Las
negociaciones comenzaron esta mañana a nivel de cuadros técnicos y en los
próximos días continuarán a un nivel superior, con la llegada a Atenas de los
jefes de las instituciones.
Una
docena de técnicos de la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE),
el Mecanismo de Estabilidad Europeo (MEDE) y el Fondo Monetario Internacional
(FMI) han visitado esta mañana la Secretaría General de Contabilidad y se
espera que a lo largo de la jornada otro equipo inicie conversaciones en el
Banco de Grecia.
En
esta primera etapa se trata de recopilar datos sobre el estado de las finanzas
públicas para hacer una nueva evaluación a la luz del impacto que han tenido
las restricciones bancarias impuestas hace un mes sobre la evolución
financiera.
Cálculos
de la Comisión Europea parten de la base de que el impacto negativo del
corralito sobre la economía obligará a revisar drásticamente las previsiones
para el crecimiento económico.
En
lugar de los cálculos originales que partían de un incremento del PIB en este
año del 0,5 %, ahora se prevé una recesión de por lo menos un 4 %.
A
ello se añaden graves desvíos del plan presupuestario, que se traducen en que
el Estado ha ingresado 2.300 millones de euros menos de lo previsto.
Se
suman además pagos atrasados a proveedores por un total de 4.000 millones de
euros, obligaciones que se han ido acumulando en los últimos meses a medida que
aumentaba la asfixia financiera.
Todo
esto puede conducir a que Grecia no pueda alcanzar el superávit primario de un
1 % proyectado para este año, salvo mediante la aplicación de medidas de ahorro
adicionales, lo que solo podría evitarse si los socios aceptan abandonar esta
meta.
En
el Banco de Grecia, los equipos del nuevo cuarteto, bautizado ya como la
"cuadriga", harán un análisis de la situación de los bancos griegos
tras cuatro semanas de restricciones bancarias.
Se
trata de hacer una primera evaluación de las necesidades de capitalización,
previa a las pruebas de resistencia que comenzarán en breve y que concluirán
con un diagnóstico sobre cuánto serán al final el capital necesario para
garantizar la supervivencia del sistema bancario.
La
eurozona ha reservado para la banca hasta 25.000 millones de euros del total de
86.000 millones que podría abarcar el rescate, en caso de firmarse.
El
Gobierno de Tsipras quiere intentar cerrar un acuerdo antes del 20 de agosto,
fecha en la que vencen nuevos pagos al Banco Central Europeo por un total de
3.200 millones de euros para los que no hay fondos disponibles.
Tsipras
quiere evitar que haya que firmar un nuevo crédito puente para afrontar este
pago, lo que sería necesario si no se ha llegado a un acuerdo definitivo, pues
este préstamo iría nuevamente vinculado a medidas que deberían aprobarse en el
Parlamento, donde actualmente solo puede legislar con apoyo de la oposición.
Según
informaciones de la prensa local, para el 11 de agosto se ha reservado la
posibilidad de convocar un Eurogrupo extraordinario, en el que o bien se daría
ya luz verde al rescate o se hablaría sobre un nuevo crédito, calculado a
priori en 5.000 millones de euros.
El
primer ministro ha recalcado que su objetivo es sacar adelante el rescate sin
dilación, para, a continuación, buscar una solución al cisma abierto en el seno
de Syriza después de que el Gobierno abandonara los principios políticos que
defendió al asumir el mandato.
Para
que la firma sea posible, el Gobierno debe hacer una nueva serie de compromisos
dolorosos, como la revisión de todas las leyes aprobadas "unilateralmente"
en los últimos seis meses, continuar con la reforma de las pensiones, así como
la eliminación de las rebajas al gasóleo y en el impuesto sobre la renta que
tienen los agricultores.
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