Martes
14 de julio de 2015
Los
diputados del gobernante partido Syriza de Grecia y sus aliados debatían el
martes a puerta cerrada sobre si apoyar o no las severas reformas que el
Gobierno debe aprobar en el Parlamento, a fin de cumplir con los términos para
que el país acceda a un tercer rescate de la zona euro.
Syriza
y su aliado de la coalición sostuvieron reuniones por separado para prepararse
para los debates en el Parlamento sobre las leyes, que incluyen planes de alzas
de impuestos, reformas a las pensiones y una mayor supervisión de las finanzas
del Gobierno.
Se
trata de un giro espectacular para el partido de izquierda Syriza, que llegó al
poder en enero con la promesa de poner fin a años de recortes fiscales y a la
recesión en un país donde un cuarto de la fuerza laboral se encuentra
desempleada. Había ciertas especulaciones, incluyendo información del diario
alemán Bild, de que Tsipras podría renunciar.
Tras
comparar el desafío que afronta el Gobierno con el nudo gordiano que según la
mitología era imposible de desatar, el ministro del Interior Nikos Voutsis dijo
que de todas formas estaba confiado en que Tsipras podrá obtener los votos
suficientes en el Parlamento.
"Se
van a tomar las decisiones que facilitarán el regreso a la normalidad",
dijo Voutsis a periodistas.
Pero
los inversores no estaban muy seguros. Las acciones europeas caían el martes
después de haber acumulado cuatro días de alzas, en medio de la incertidumbre
sobre si las medidas serían aprobadas a tiempo.
El
partido más pequeño de la coalición prometió apoyar al Gobierno, aunque dijo
que votaría sólo por los términos del rescate acordados antes de la cumbre del
fin de semana pasado en Bruselas, que son menos severos.
"Nos
hemos comprometido a votar por lo que hemos decidido en el consejo de líderes
políticos, y sólo eso, no se nos impondrán otras medidas", dijo a
periodistas Panos Kammenos, jefe del partido Griegos Independientes, de
tendencia derechista.
Kammenos
y un portavoz parlamentario de Syriza se manifestaron contra lo que
describieron como un "golpe de Estado" de los acreedores para forzar
a Grecia a aplicar dolorosas reformas, mientras que opositores a las nuevas
medidas planeaban protestas para los próximos días.
Tsipras
probablemente tendrá que cesar a ministros de línea dura y superar la oposición
de varios legisladores para aprobar las reformas, que podrían ser incluidas el
miércoles en un solo proyecto de ley amplio.
Uno
de los obstáculos podría ser la presidenta del Parlamento, Zoe Constantopoulou,
una figura clave para la logística de la votación y que ha sido una de las
críticas más feroces ante los acreedores. Tsipras podría arriesgarse a sacarla
de su puesto a través de una moción de censura, aunque esta estrategia le
supondría perder un tiempo valioso y capital político para preparar otros
proyectos de reformas.
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